jueves, 23 de julio de 2015

El Contexto del Caso Quemados

Hacía tiempo que no me violentaba la conciencia.

Tiempo que no me remecía emocionalmente  traer a la memoria todas las atrocidades, miserias e inhumanidad de aquella época. Creo que desde "El despertar de los cuervos".

Tiempo que no escribía.

Parece que inconscientemente el universo trata de hacer real esa cuña algo maldita de “el tiempo lo cura todo”.  La vorágine de las urgencias cotidianas y laborales  para poder llegar a fin de mes termina adormeciendo esa parte. La votación menor al 50 % del electorado potencial en la última elección así lo demuestra.

 Por eso me violenta. Parte por cierta culpa del nivel de olvido o “archivado” que uno tiene esos eventos tan brutales y sanguinarios, y por el manto de impunidad de tales actos (y otras tantas violaciones a los derechos humanos) que han perdurado hasta hoy.

Quemar a dos seres humanos vivos. Rociarlos con combustibles, prenderles fuego, verlos quemarse… imagino los gritos desgarradores de Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas clamando piedad y que se acabe esa mierda. Sospecho como la vida cruzó por en sus mentes al imaginar y seguramente preferir morir a seguir sufriendo tanto dolor. Eso no tiene “contexto  histórico” señor Ramírez, secretario general de la UDI.  Por más que usted haya puesto su audio 1000 veces para explicar que no dijo lo que dijo, que la verdad es importante y sanadora, pretender hacer ver que ante ese tipo de hechos hay dos verdades, es de una miseria de alma que pocas veces antes vi en un político.

¿Sabe Ud. que pasó después que los quemaron, Señor Ramírez? Los taparon con frazadas, los subieron al camión militar y los fueron a botar en una zanja camino a Quilicura para ocultar la evidencia de su crimen.  A botar. Como quien bota la basura a la mala por ahí. He visto más clemencia y piedad hacia animales atropellados, heridos y muertos que en lo que hicieron Castañer y Fernández Dittus.



Y le pasó lo que a Al Capone,  que no cayó por crímenes sino por impuestos. En este caso, nuestra vergonzosa y cómplice justicia de la época encontró que un uniformado (Fernández Dittus) no prestó el auxilio requerido. 600 días de cárcel y honores.  Castañer ni eso (y eso que fue él quien prendió fuego). El Católico que le afloró a Fernández Dittus después de quemar a dos personas desarmadas fue tardío y cínico “no los puedo matar; soy católico” le dijo a Castañer cuanto éste sugirió hacerlo tras dimensionar su  barbarie. Tremendo. El resto, pacto de silencio y cobertura previsional. 


No bastan los "nunca más por pensar distinto" que leí recurrentemente hoy. No bastan las frases hechas del perdón, de dar vuelta la página y de pretender empatar o justificar con “el contexto”. Empatía mínima les da la razón a Sola Sierra y todas esas madres, hijos, hermanos, nietos, que buscan verdad y justicia ante los crímenes y abusos. Tal vez un acto de amor inmenso sea el perdón. Podría asegurar que muchos están dispuestos a ese perdón, pero cuando la verdad, el asumir y arrepentirse con un dolor desgarrador que no existe contexto alguno que justifique tanta atrocidad e inhumanidad afloren. Recién ahí todas esas familias puedan, tal vez, dar vuelta la página.

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